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Cómo controlar las emociones
Una emoción es un proceso que se activa cuando el organismo detecta algún peligro, amenaza o desequilibrio con el fin de poner en marcha los recursos a su alcance para controlar la situación (Fernández-Abascal y Palmero, 1999). Por lo tanto, las emociones son mecanismos que nos ayudan a reaccionar con rapidez ante acontecimientos inesperados que funcionan de manera automática. Son impulsos para actuar.
Cada emoción prepara al organismo para una clase distinta de respuesta. Por ejemplo, el miedo provoca un aumento del latido cardiaco que hace que llegue más sangre a los músculos favoreciendo la respuesta de huida.
Todas las emociones son válidas. No existen emociones buenas o malas. Las emociones son energía y la única energía que es negativa es la energía estancada. Por esta razón, es necesario expresar las emociones negativas retenidas que pueden desencadenar problemas mayores.
No podemos desconectar o evitar las emociones.
Cualquier intento por controlarlas a través del consumo de tabaco, alcohol u otras drogas puede generar problemas más importantes a largo plazo.
Emociones básicas
Existen 6 categorías básicas de emociones:
MIEDO: El miedo es necesario ya que nos sirve para apartarnos de un peligro y actuar con precaución. Anticipación de una amenaza o peligro (real o imaginario) que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad
SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria y nos permite una aproximación cognitiva para saber qué está ocurriendo. Nos ayuda a orientarnos, a saber qué hacer, ante una situación nueva.
AVERSIÓN: Disgusto o asco hacia aquello que tenemos delante. Nos produce rechazo y solemos alejarnos.
IRA: Rabia, enojo que aparece cuando las cosas no salen como queremos o nos sentimos amenazados por algo o alguien. Es adaptativo cuando impulsa a hacer algo para resolver un problema o cambiar una situación difícil. Puede conllevar riesgos de inadaptación cuando se expresa de manera inadecuada.
ALEGRÍA: Sensación de bienestar y de seguridad que sentimos cuando conseguimos algún deseo o vemos cumplida alguna ilusión. Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien).
TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo ante la pérdida de algo importante o cuando nos han decepción. La función de la tristeza es la de pedir ayuda. Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
¿Cómo podemos aprender a controlar nuestras emociones?
El Secreto es la Regulación Emocional
Lo podemos considerar como el conjunto de habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada. Dichas habilidades pueden ser desarrolladas por medio del aprendizaje y la experiencia cotidiana. Las tres habilidades básicas para un adecuado control emocional son:
- CONSCIENTE EL AQUI Y EL AHORA. Has un alto en tu vida y revisa que te acontece a través de tus emociones y tus sentidos. La información que existe en tu interior como en tu exterior te da la oportunidad de identificar cómo estas, qué está pasando contigo y con el mundo que te rodea.
- HAS UN ALTO EN TU VIDA. Date la oportunidad de dejarte sentir el momento presente. Identifica las emociones que emergen y los pensamientos o creencias que surgen a través de dichas experiencias.
- FUNCIONAL O DISFUNCIONAL. El resultado que se manifiesta en contacto con el mundo, no es bueno ni malo, simplemente en contacto con la ley del uno equilibra tu ser en relación con el mundo que te rodea. Tienes la maravillosa oportunidad de trascender como ser humano y seguir en la vida.
¿Por qué es necesaria la educación emocional desde que somos pequeños?
Las habilidades desarrolladas, la educación, la formación de vida que se fortalece desde pequeños es fundamental. Sirve como plataforma emocional que nos ayuda a ser seres integrados, sanos, equilibrados, integrados a un grupo social. La base es la familia para partir hacia los demás grupos sociales. Lo maravilloso es asegurar el bienestar emocional y por ende en todas las demás áreas. Como personas buscamos por naturaleza seguir creciendo de manera saludable, equilibrada y a salvo de emociones que nos provoquen desequilibrio.
La mayor parte de las conductas se aprenden, sobre todo de los padres, de los profesores y de las personas que rodean al niño. Para conseguir que el niño aprenda a manejar adecuadamente sus emociones es necesario que los padres y profesores cuenten con la suficiente información como para poder regular y controlar sus estados emocionales y facilitar que los niños los aprendan y desarrollen.
Antes de comenzar a desarrollar estrategias de aprendizaje de las diferentes habilidades emocionales es necesario destacar algunos aspectos generales que resultan de vital importancia en el aprendizaje emocional:
- En los niños se irán formando en la madurez emocional a medida que los adultos les enseñen y practiquen con ellos. Dichas habilidades se pueden aprender aprovechando cada momento cotidiano en el hogar o en el aula.
- Enseñar a controlar las emociones es diferente a reprimirlas. Es importante que desde niño, se aprenda a expresarlas de acuerdo con el momento, la situación y las personas presentes.
- Reforzar la idea de que todas las emociones son necesarias. No existen emociones buenas o malas.
- Transmitir desde pequeños que todos podemos aprender muchas cosas que nos ayuden a guiar y expresar nuestras emociones.
- Aclarar que no podemos evitar las emociones. A veces, ante emociones que nos producen malestar como el enfado, el miedo o la tristeza, intentamos hacer cualquier cosa para dejar de sentirlas. Incluso los adultos lo hacen. ¡Sin embargo, esto no funciona!
- Todos tenemos derecho a todos nuestros sentimientos, incluso los de temor. Siempre tenemos la posibilidad de elegir. Elegimos qué hacer con el enfado o con la pena, podemos gritar y golpear cosas o buscar otras formas de descargar el enfado que no nos dañen ni a nosotros ni a los demás.
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